
Salma Hayek y su esposo, François-Henri Pinault, se casaron en 2009, en una boda civil que fue inesperada para la actriz, pues ella no quería casarse con él, sin embargo, se vio “obligada” a dar el “sí, acepto” por presión familiar.
La actriz y productora mexicana, de 58 años, habló como nunca de su matrimonio con el empresario para la revista Glamour, espacio que sirvió para sincerarse sobre su nulo deseo de de estar casada, y a pesar, que, este pensamiento fue cambiando, reconoció estar temerosa de dar el siguiente paso en la relación.
“Yo, de hecho, no creía en el matrimonio. No me quería casar con él. Él trató por mucho tiempo, yo podía decir que sí y luego no aparecer. Y él nunca se fue cuando yo no aparecí, tuvo que quedarse hasta que lo conseguimos y yo estaba aterrorizada…”, expresó.

Sorpresa no grata
Salma, siempre se ha mantenido reservada con su vida personal, pero, para la entrevista, detalló la manera insólita en cómo llegó a casarse con François-Henri Pinault. Según cuenta, no sabía que se casaría ese día, todo estaba planificado por su familia, quienes la llevaron directo al juzgado para firmar el acta de matrimonio como parte de una “sorpresa”, pero lejos de ser la mejor noticia, Hayek se vio “obligada” a aceptar su boda por el civil.
“Ni siquiera sabía que me casaría ese día. Fue como una intervención. Creo que nunca conté esta historia. No, ellos simplemente me llevaron al juzgado. Mis padres, mi hermano, todos se estaban confabulando contra mí. Tenía fobia al matrimonio…”, detalló.
Pese a este episodio, con el tiempo, Salma Hayek vio el lado positivo y dijo: “‘Oh, está bien. No me siento diferente’. Luego, un poco más tarde, dije: ‘Ok, esto es algo emocionante’ y él dijo: ‘¿Podemos hacer una fiesta ahora?’”.

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