Más de 700 koalas fueron sacrificados en Australia desde helicópteros, tras los incendios que afectaron la región y destruyeron más de 2.000 hectáreas en el Parque Nacional Budj Bim, donde habitaban estos animales. Este sacrificio masivo ha desatado una ola de controversia y críticas hacia las autoridades responsables, ya que es la primera vez que se utiliza este método para sacrificar koalas.
Después de los incendios forestales, muchos ejemplares quedaron heridos, deshidratados y sin acceso a alimento. Estas condiciones llevaron a las autoridades a tomar una medida altamente cuestionada. Según diversos expertos y organizaciones de bienestar animal, la decisión de realizar este tipo de control no fue evaluada de manera adecuada, ni ética.
Organizaciones y activistas han rechazado la forma en que se llevó a cabo el procedimiento, argumentando que no es posible determinar con precisión el estado de salud de un koala desde un helicóptero. “No hay forma de saber si un koala está en malas condiciones desde un helicóptero”, aseguró el activista Jess Robertson, miembro de la organización Koala Alliance.
Los activistas han manifestado su preocupación por el método de selección y ejecución, ya que, según denuncian, los animales fueron evaluados a distancia desde aeronaves a más de 30 metros de altura. Especialistas coinciden en que esta distancia impide hacer un diagnóstico certero, lo que pone en duda la justificación de estas acciones.
NAM
